sábado, 25 de abril de 2009

Segundo sueño


Mucho tiempo pasó sin que recordara, de pronto, esta imagen. Claro que no tuve que esperar años para que surgiera como una revelación. Un mal día de diciembre de 1980 las calles del centro de Lima habían aparecido con perros en el alumbrado. Al policía lo recordaría siempre más viejo o, incluso, a veces prescindiría de él. Quiero decir, en mi mente o en mis sueños. Allí, con frecuencia, solo existiría un poste y allá arriba podría distinguir, todavía, una bolsa negra. Otras veces aparecería, más bien, otro plástico transparente pero sucio. ¿Quién no recuerda al paracaidista de plástico que, de pronto, ha quedado enredado en algún cable allá arriba, como si fuera una cometa?Con estos animales así colgados, probablemente, Sendero Luminoso pretendía hacer un comentario de actualidad a sus viejos compañeros de la izquierda peruana que, junto con el nuevo régimen que comenzó en julio de 1980, habían decidido convertirse en miembros del parlamento. 


Encima de cada perro había escrito sólo un nombre: Teng Hsiao Ping. Toda la situación es sorprendente, pues nos fuerza a imaginar a alguien que reclama la existencia de un nuevo vínculo entre las palabras y las cosas. En determinado momento, suponemos, ese alguien ha congelado el sentido de sus palabras para suplantarlas con algo material y tangible. Que esta mirada haya vivido de modo intenso los avatares de la política china para las décadas de 1960 y 1970, es otro indicio bizarro, casi invisible, pienso. Y, claro, el sentido de las ideas de Mao Tse Tung, experimentadas en un país como el Perú, son el elemento de una mirada tan nueva como indecifrable. Convertido en el portador de un mensaje y una idea tangible, el perro, es la huella material de un signo con la que los seguidores de Mao quieren insultar a un viejo camarada al que consideran un traidor, un perro «revisionista».


Pero, ¿no es acaso el porte de ese muchacho que está detrás del policía -cuya arrugada vestimenta destaca junto con la boca ancha de su pantalón que termina en esos grandes zapatos de taco alto- otra evidencia tangible que porta esta foto? Curiosamente, la atmósfera de esta imagen parece ser más de la década de 1970 que de inicios de 1980. Al menos así siempre me he representado a esa Lima que abunda en las fotos de revistas como Caretas, Oiga, Zeta, u otras que ya no existen más. Una atmósfera parecida la he visto también en alguna vieja película de colores fuertes o en antiguos documentales en blanco y negro (esos que abrían las proyecciones en los cines de barrio en los setenta). Los rostros con patillas, los grises de las fotografías sobre los grises del cielo de Lima. La soñada utopía de una infancia perturbada para siempre por la repentina aparición de estas huellas disonantes.

[La fotografía publicada al inicio de este texto es de Carlos Bendezú. Ha sido tomada del libro Yuyanapaq. Para Recordar. Relato visual del conflicto armado interno 1980-2000, Lima- Perú, Fondo editorial de la PUCP, p. 30. A la izquierda de la foto se lee la leyenda en letras muy pequeñas: "El 26 de diciembre de 1980, perros muertos aparecen colgados de los postes de alumbrado público de algunas esquinas del centro de Lima. Los animales portaban carteles con la inscripción: 'Teng Hsiao Ping, hijo de perra". Se puede considerar al libro mencionado como la versión gráfica del Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR).]