sábado, 29 de septiembre de 2012

Adagio



Encuentro mi larga memoria escondiéndose bajo la huella de infinitos dibujos. Sentado, como un mago sorprendido e impaciente, a pesar de sabios e inútiles silencios. Encuentro este rostro cuya débil luz, intermitente, acaricia de lejos la ya desaparecida belleza de los árboles, simple y transparente. Así, en este espejo, cae la infancia sobre tus ojos de niño adormecido como el humo que se disuelve en las invisibles nubes del cielo y todavía porfía.