lunes, 27 de diciembre de 2010

Iluminación dos: Julia Codesido después del Indigenismo

Pocas imágenes como esta para mostrar, a un público amplio, la maestría de la pintora peruana Julia Codesido (1883-1979). La alegría contagiante de sus colores traduce, a través de fuertes imágenes, la energía vital de la Amazonía. Una naturaleza que procura la aparición de un nuevo punto de vista. En esta pintura, titulada La red, el río resulta ser una entidad natural con un ritmo propio. Sobre dicho ritmo descansan tres figuras que se dibujan, casi, de una manera precaria: la red, la canoa y el indígena. Se puede fijar el arriba y el abajo tan pronto como se reconoce el impacto visual de estas figuras. Y, con ello, percibir las coordenadas espaciales de una perspectiva apenas sugerida: la red parece flotar impulsada por un viento que sopla hacia nosotros. Pero, apenas uno se distrae, dichas coordenadas desaparecen junto con las figuras. Y lo que comienza a dominar, por obra de este proceso, son los colores planos unidos a una musicalidad inestable y disonante. La pérdida de anclajes espaciales recrea una ingravidez cuya fuerza radica en el hallazgo de un nuevo punto de vista. El fuerte naranja en el centro de la pintura (en el cuerpo del balsero) domina a aquél marrón inestable que busca al amarillo, mientras un azul en varias gamas de color se convierte en un verde amazónico. El ritmo es aquí iluminación de color. 

Aun no se ha hecho un estudio del sentido de las armonías y de los contrastes de color en la obra de Codesido. Antes de su adhesión al Indigenismo, entre 1900 y 1918, ella fue una entusiasta observadora de la pintura europea que marcaba el gusto ornamental de la época. Uno podría especular acerca de su adhesión instintiva al color plano de Matisse, por ejemplo, pero también acerca de su gusto por la reducción de las formas, propias de dicho modernismo. No tenemos testimonios acerca de estas adhesiones, aunque no es difícil suponerlo. En la segunda mitad de la década de 1950, luego del declive del Indigenismo, resulta de gran claridad la importancia del color para la definición de su pintura. Tanto las armonías como los contrastes de color (cálidos y fríos) ofrecen combinaciones que se plantean como el respaldo de una crítica de la cultura. Así, no se trata de una definición de la pintura de Codesido que quisiera, por ejemplo, atribuir a la arbitrariedad de su personalidad las variaciones del color. Tampoco de una definición del color como expresión del alma del artista. Por el contrario, lo que nos muestra esta pintura, es una definición ideológica de la iluminación de color.

Y en esta ideología la iluminación, como posibilidad de futuro, recoge la fuerza que Codesido atribuye a la Amazonía. En un sentido personal y hasta íntimo, todo lo amazónico queda identificado por ella como renovación de las fuerzas vitales. Así, el deseo se impone sobre lo anecdótico: resulta inquietante cómo el punto de vista descubierto por Codesido otorga a la mirada femenina un papel protagónico hasta ahora poco señalado. En el Perú no ocurrió como en México: allí el Estado asumió al muralismo para difundir íconos visuales de lo nacional, mientras el horizonte indigenista mantenía su vigencia. Por el contrario, en el Perú el muralismo eclosiona tardíamente, en la década de 1950. Y cuando lo hace, es bajo un gobierno dictatorial, y sin el poder de persuasión que sus creadores hubieran esperado. Por otro lado, el intento tardío de recuperación del Indigenismo, en la década de 1970, resulta retórico si se considera la poca importancia que se otorgó, a contracara de la búsqueda de íconos de lo nacional, al hallazgo del punto de vista que Codesido parece señalar: una crítica a las imágenes de lo local. Esto es, una crítica que busca abrir historias y tradiciones regionales antes desconocidas (por ejemplo, la importancia de la Amazonia para volver los pasos sobre las nociones de lo festivo vinculado a la naturaleza y a la fuerza vital que ésta otorga); pero también a la posibilidad misma de integrar dichas imágenes a un complejo multicultural de nuevas circunstancias.


La fotografía ha sido tomada del libro Julia Codesido de Eduardo Moll. Lima, Editorial Navarrete, 1990, p.57. La pintura La red, es un óleo sobre tela, 64 x 64 cm, pintado en la década de 1950. Forma parte de la última etapa de la pintura de Julia Codesido, que surge junto con su aprecio por la Amazonía y cierto credo hinduista. Acerca de la naturaleza de su hinduismo no hay mucha información. Ha sido poco trabajado por los historiadores de arte locales. 

4 comentarios:

  1. Estimado Sr. Del Valle podría explicar el por qué de estas consideraciones:

    "...tanto las armonías como los contrastes de color (cálidos y fríos) ofrecen combinaciones que se plantean como el respaldo de una crítica de la cultura. Así, no se trata de una definición de la pintura de Codesido que quisiera, por ejemplo, atribuir a la arbitrariedad de su personalidad las variaciones del color. Tampoco de una definición del color como expresión del alma del artista. Por el contrario, lo que nos muestra esta pintura, es una DEFINICIÓN IDEOLÓGICA de la iluminación de color."

    ¿Por qué una DEFINICIÓN IDEOLÓGICA de la iluminación de color? Qué ideología era esta.

    La verdad no creo que un artista, aun una tan culta como Codesido se plantee este tipo de cuestiones a la hora de pintar. Me parece que el trabajo del pintor va siempre más por el lado emocional. Es una opinión.

    Saludos

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  2. Estimado Iván:

    La ideología de la iluminación de color es un credo estético. En otras palabras, es la convicción de que usando un conjunto determinado de colores se va a lograr expresar ciertas cosas. Esta ideología estética es estrictamente moderna. En Europa gente como Kandinsky planteó algunas lecturas de los colores (por ejemplo, en su libro "De lo espiritual en el arte"). Allí se le asignaban ciertos sentidos y significados a conjuntos de colores en relación con figuras.

    La última etapa de la pintura de Codesido, que es la que ocurre, sobre todo, en las décadas de 1960 y 1970 (y que comienza luego de su viaje a la selva a fines de la década de 1940 y se consolida con la muerte de su maestro, José Sabogal) usa ciertos conjuntos de colores. Así, para representar situaciones en la selva usa verdes y azules en armonías que se contrastan con el naranja y el amarillo. Esos colores dominan todas sus representaciones de la selva. En cambio, para representar las cosas de la costa utiliza ocres en rojo y marrón (en armonías de gamas oscuras) que se contrastan con algún verde y azul (en menor proporción).

    Codesido se planteaba temas. Esto es una evidente herencia de su Indigenismo inicial. Y al buscar como plasmar mejor estos temas encontró los colores de los que hablo. Si usted quiere ver más imágenes de estas pinturas (para que corrobore esto que le digo) mire el libro recientemente editado por el diario El Comercio (Colección Maestros de la Pintura Peruana/ 2010). Allí encontrará, hacia el final de la galería, un conjunto de pinturas referido al mundo criollo (ocres, rojo, marrón, etcétera), otros al andino (naranja y rojo dominante para contrastarse con azules, etcétera) y el del mundo amazónico. Esto constituye una crítica de la cultura, pues, sobre la base del color Codesido construye atmósferas sumamente interesantes. Diría, para precisar más, que constituye un inicio de una crítica estética de la cultura. Gente de cine, por ejemplo, Claudia Llosa podría muy bien usar (en la fotografía de sus películas) las gamas de color y las armonías y los contrastes que la Codesido propone en sus pinturas. De hecho a ella le interesaría mucho seguir estas pistas, ya que su cine es una puesta en escena de nuestras culturas tradicionales en proceso de cambio.

    Las regularidades en el uso de esos colores de los que hablo, se deducen de una observación paciente de la última producción de la pintura de Codesido. A la pregunta ¿pensaba ella en eso cuando pintaba? Se contesta diciendo, simplemente, que usaba tales colores de la manera que le he dicho según sus temas de representación.

    Un dato interesante, es que, después de 1946, cuando el Estado peruano relanzó el Instituto de Arte Peruano, los indigenistas, entre ellos Codesido, trasladaron a pinturas en acuarela muchos objetos culturales recogidos en viajes al interior del país (retablos, juguetes y otros). Este ejercicio familiarizó a Codesido con determinadas gamas de color.

    Gracias por sus comentarios.

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  3. Interesante el proceso de evolución personal y profesional de Codesido..pero lo mas sorprendete es lo que tu vas encontrando en el camino.

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  4. Gracias por la respuesta, saludos
    Iván.

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