Cuando en 1979 Rolf Knippenberg llegó de Stuttgart, se encontró, en Lima, con una escena ya constituida. Se encontró con un espíritu, Paréntesis, un grupo de amigos pero también de artistas. Ellos, en el distrito de Barranco, habían decidido tomar el Parque Municipal y los alrededores para realizar lo que, en ese momento, quisieron llamar "Festival de arte total".
A través de la mirada de Rolf, de un archivo que consta de 15 películas de 36 imágenes cada una (y de las que hoy presentamos una selección de cerca de 150 fotografías), empezamos a descubrir, treinta años después, lo que significó este espíritu. Un hallazgo importante para una discusión que nos aclare algunos detalles acerca del origen del arte contemporáneo peruano. Del viernes 27 al lunes 30 de julio de 1979, se presentaron en el festival obras de 60 artistas plásticos, 8 cineastas, 2 grupos de teatro, 2 grupos musicales y un buen número de poetas.
En alguna de las fotografías reconocemos una lista en la que se enuncian distintos géneros tradicionales. Junto a estos aparece, sorpresivamente, lo que Paréntesis llamó "Arte no catalogado". Bajo esta designación se incluyen acciones, ensamblajes y otras situaciones que escapan a toda clasificación del momento, por ejemplo, a las formas tradicionales de la pintura y de la escultura. Allí se descubre, en Paréntesis, un claro interés por elaborar una posición crítica frente a los íconos nacionales y religiosos. Una crítica, al menos en un país como el Perú, hacia su sentido tutelar y ritual: una instancia que apuesta a que cada uno se asuma como mayor de edad, un reclamo de modernidad. Una eclosión de energía, sin duda, pero también un cuestionamiento de todo sentido posible para postular el hallazgo de sentidos nuevos, acaso válidos hasta el día de hoy.
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